sábado, 28 de agosto de 2010

"EN LA MINA, NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO"

Boero, Ortigoza.

El accidente que el pasado 5 de agosto dejó a 33 trabajadores de la Mina de San José de Copiacó atrapados abre la puerta para que se realice una revisión de la seguridad existente en las actividades mineras, fundamentales en la economía del país.

Como suele suceder en casi todos los ámbitos, siempre debe ser una tragedia el motor que genera las dudas y las acciones, y comienzan a darse las revisiones sobre aquellas causas que las han generado, que por lo general ya eran conocidas de antemano, pero habían sido pasadas por alto.

Para calmar las aguas y comenzar a iniciar acciones que satisfagan las demandas de la población en materia de seguridad minera, el gobierno ordenaría una revisión profunda a las actividades mineras en el país para verificar las condiciones de seguridad y cumplimiento de procedimientos de las diferentes empresas.

Esto afectaría principalmente a pequeñas firmas, debido a que las grandes corporaciones realizan altas inversiones en seguridad e incluso algunas poseen certificaciones internacionales en la materia. El grueso de las operaciones mineras en Chile está en manos, además de la gigante estatal Codelco, de grandes firmas multinacionales como BHP Billiton, Anglo American, Xstrata y Barrick Gold.

Sin embargo, también trabajadores -principalmente subcontratistas- de importantes minas han denunciado que no cuentan con las condiciones de seguridad necesarias.

Se podrían emitir multas o sanciones a los infractores, o establecer un nuevo sistema de certificación y ahí podría jugar un rol clave la estatal Empresa Nacional de Minería (Enami), que justamente se encarga del fomento y la producción de la minería de baja escala.

El Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) también podría tener un papel más fiscalizador.

De requerirse mayores inversiones en condiciones de seguridad, esto incidiría directamente en los costos para todas las compañías.

Sumado a esto, se está llevado a cabo el cierre preventivo de varias faenas que se consideran en riesgo, hasta que éstas logren ofrecer garantías que avalen las condiciones de seguridad laboral.

Esto podría afectar temporalmente la producción de cobre y oro dependiendo del rango de la decisión. Sin embargo, es poco factible que la medida llegue hasta minas vitales.

Las autoridades también podrían multar a algunas firmas o clausurar yacimientos que se considere no cumplen con los requisitos mínimos de operación.

Hay muchos antecedentes que nos permiten arribar a la terrible conclusión de que una tragedia era el paso próximo en este proceso. El Centro de Estudios del Cobre y la Minería, Cesco, presenta los siguientes puntos a tener en cuenta:

La ausencia de autorregulación en el sector empresarial chileno. Se requiere un mayor rigor en la forma en que las propias asociaciones gremiales son capaces de distinguir la calidad del desempeño social, ambiental y de seguridad de sus miembros con el fin de establecer estándares sostenibles y de mayor nivel.

La creación de la Superintendencia de Minería en el país sudamericano, debiera ayudar a una mejor fiscalización de la primera actividad económica del país, pero también se requiere fortalecer las otras áreas de este servicio ya que la geología es fundamental para el desarrollo económico de Chile. Esta revisión institucional resalta la importancia de avanzar en materia de modernización del estado no sólo en minería sino también en otras áreas del quehacer público nacional.

Tomando en cuanta los antecedentes mencionados, Cesco considera que existe un elemento fundamental que debe ser analizado en toda su dimensión, cuál es el rol que la Empresa Nacional de Minería (Enami) cumple en el segmento de la pequeña y mediana minería.

El aporte que realiza Enami a este sector de la minería (financiamiento, poder de compra ilimitado y protección de precios), debe ser retribuido con exigencias de cumplimiento de normas ambientales y de seguridad.

Además, el centro minero acordó que es fundamental que este accidente no sea en vano y permita que la minería de pequeña y mediana escala mejore su gestión empresarial.

BREVE CRONOLOGIA DE LAS OPERACIONES DE RESCATE:

5 de agosto: un derrumbe a unos 400 metros de profundidad en el yacimiento cuprífero y aurífero de San José (800 km al norte de Santiago) deja atrapados a 33 mineros.

6: El presidente chileno, Sebastián Piñera, anunció en Bogotá que su gobierno hará "todo lo humanamente posible" para rescatarlos con vida.

7: Piñera regresa anticipadamente a Chile desde Colombia, donde iba a asistir a la investidura del presidente Juan Manuel Santos.

8: Nuevos derrumbes ocurridos en el interior del yacimiento durante un intento para rescatar a los 33 mineros complicaron la opción de un rescate directo a través de un ducto de ventilación.

10: Se dan a conocer denuncias sobre que la mina San José no debería estar en operaciones debido a una serie de accidentes ocurridos en el pasado.

12: Al cumplirse una semana del derrumbe el ministro de Minería, Laurence Golborne, reconoce que las posibilidades de encontrar con vida a los mineros son bajas.

15: Golborne señaló que la posibilidad de contacto con los mineros tardará "varios días", debido a la complejidad del terreno que debe perforarse para llegar hasta donde se supone que se encuentran.

19: Una de las máquinas de sondaje supera los 700 metros de profundidad pero no halla el refugio.

21: Imágenes grabadas por microcámaras de televisión muestran que el primer derrumbe no afectó más allá de los 400 metros de profundidad, por lo que no afectó a la zona donde se ubica el refugio para accidentes, a 700 metros.

22: Una perforadora logra llegar hasta los 688 metros, cerca del refugio, y luego de algunas horas se logra contactar a los mineros, que hicieron subir un papel que señala: "Estamos bien en el refugio los 33".

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