lunes, 9 de agosto de 2010

OTRO CASO DE GATILLO FÁCIL EN BARILOCHE.

“La represión policial, el asesinato de tres jóvenes y dos realidades sociales que se expresan de manera opuesta. Por un lado, los sectores que reclaman justicia para las víctimas y, por el otro, los que justifican la violencia uniformada. La CTA local llamó a reflexionar y convocó a un paro provincial para el jueves”.[1]

La muerte de Diego Bonefoi, de tan solo 15 años de edad, y de otros dos jóvenes a manos de la policía de Río Negro, el pasado 17 de junio, dejó en evidencia la abrumadora polaridad existente en la ciudad de Bariloche.

El sábado, las víctimas de la brutalidad policial -Bonefoi, asesinado de un disparo en la cabeza, y Nicolás Carrasco (16) y Sergio José Cárdenas (29), muertos durante la represión del jueves- fueron sepultadas en el cementerio de Los Arrayanes, donde una multitud encabezada por familiares y amigos de los jóvenes pidieron juicio y castigo a los responsables.

Al día siguiente, otros sectores se movilizaron, aunque no para condenar los crímenes, sino para respaldar el accionar de los uniformados y exigir mayor seguridad y mano dura. Esta contramarcha fue convocada a través de una cadena de mensajes de textos tras el anuncio del gobernador Miguel Saiz de reubicar la Comisaría 28 para descomprimir el malestar en el barrio Boris Furman, epicentro de la represión.

En un artículo publicado en el sitio Artepolítica (“Vivir y morir pobre en Bariloche”), la doctora en ciencia política, María Esperanza Casullo, explica que “Bariloche no es una ciudad, sino dos. La geografía misma organiza esta doble identidad: de un lado del cerro, hacia el lago, está el bajo. Del otro lado, hacia atrás, hacia la meseta, está el alto”.

La ciudad del centro, del ‘bajo’, se imagina suiza o alemana. Es la ciudad en donde hubo una marcha de vecinos para pedir que no extraditen a Erich Priebke (criminal de guerra nazi). (…) Es una ciudad en donde el ejército y la Iglesia tienen todavía una gran presencia. El bajo es confortable, lindo, carísimo, con alquileres que son iguales o más caros que los de Buenos Aires”, dice Casullo.

“El alto, del otro lado de la cadena de cerros que le da a Bariloche su espectacular vista, no tiene nada de eso –continúa-. No tiene asfalto, no tiene gas, no tiene cloacas y no tiene casi transporte público. No tiene vista al Nahuel Huapi, ni a ningún otro lago. Tiene, o tenía hasta hace poco, el desempleo más alto de la provincia de Río Negro. No tiene hospital, no tiene basurero. Tiene mucha población joven y muchos homicidios, varios de ellos a manos policiales”.
Sin embargo, Saiz defendió a la fuerza de seguridad provincial al pedir que "no se juzgue a una institución por el delito de uno de sus miembros" y consideró que se está “politizando” la tragedia, como si las acciones represivas fueran ajenas a decisiones políticas.

Saiz se refería, claro, a las organizaciones sociales, sindicales, políticas y de derechos humanos que mañana se movilizarán junto a los familiares de las víctimas para reclamar “juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales de los homicidios”, así como la renuncia del ministro de Gobierno provincial, Diego Larreguy, y del secretario de Seguridad, Víctor Cufré.

El gobernador también debería reparar en sus propias filas, donde la toma de partido parece haber quedado bastante clara. El concejal radical Claudio Otano, por ejemplo, participó de la movilización realizada anoche en apoyo a los uniformados, a la que calificó como una demostración de que "la minoría del otro día -por la protesta de la Asamblea Multisectorial Contra la Represión- no salga como la mayoría de Bariloche".

La defensora del Pueblo de la provincia de Río Nego, Ana Piccinini, reclamó al gobernador Miguel Saiz que “brinde información respecto de la muerte de tres jóvenes en Bariloche victimas de represión policial”.

Piccinini envió una nota al gobernador, quien no estuvo en Bariloche durante la emergencia, en su carácter de responsable máximo de la Policía de Río Negro.

Según informaron desde la Defensoría del Pueblo, Piccinini solicitó que informe “cuál fue la intervención que tuvo la Policía de Río Negro en cada uno de los acontecimientos y procedimientos desarrollados”.

Exigió que Saiz informe “de qué manera y por orden de quién se dispuso el uso de la fuerza, con qué finalidad, cuáles fueron las directivas operacionales, qué medidas expresas, si es que las hubo, se dispusieron para evitar o minimizar consecuencias no deseadas, concretamente el uso de la violencia”.

Pidió saber “quién autorizó el uso de municiones de plomo o si había órdenes de usar armas con postas de goma, gases u otros métodos de disuasión para casos de disturbios, especificando las directivas precisas y las personas que las impartieron”.

Una de las víctimas –Diego- murió en la madrugada del 17 de junio por un disparo que efectuó el cabo de la Policía Sergio Colombil, según estableció hasta el momento el juez de Instrucción Martín Lozada.

El magistrado procesó esta semana con prisión preventiva al cabo por el homicidio con alevosía del adolescente. Señaló que el imputado le disparó por la espalda y a distancia a la víctima, en una persecución. Bonnefoi estaba sospechado de un supuesto hurto.

Tras el hecho, el comisario Argentino Hermosa, jefe de la Regional Tercera, sostuvo que al cabo se le había escapado un disparo en un forcejeo y que Bonnefoi estaba armado.

El juez estableció que la supuesta arma que portaba el adolescente apareció horas después en el lugar donde fue hallado muerto el muchacho. Y advirtió que tenía todos los proyectiles.

Por otra parte, el fiscal Marcos Burgos, quien investiga los homicidios de Nicolás y Sergio, secuestró en las últimas horas los libros de guardia del 17 de junio de varias Comisarías.

ANÁLISIS.

Estos hechos de violencia y “gatillo fácil” dejaron al descubierto la fuerte fragmentación social y política existente en la población. Por una parte, un sector de la sociedad al cuál los aúna la injusticia social, política y cultural que se vive en el “alto”- que reclaman justicia ante muertes innecesarias-. Por otra parte, otro sector de la sociedad al cual los aúna un “supuesto” reclamo de inseguridad.

El trato por parte de los medios de comunicación, fue diverso. Los medios masivos reflejaron el hecho desde un punto neutral, sin demasiada explicación, dejando más incertidumbres de las que ya existían y hasta denotaban cierto grado de censura. Ésta posición se dio no solo en los medios nacionales, sino también en los regionales. Por otra parte, los medios alternativos correspondientes a la ciudad, abordaron el tema desde la posición de una parte del pueblo, la excluida, sin dejar de lado el tema de la inseguridad, por ejemplo. Respecto a esto, cabe destacar que estos últimos medios reflejan la realidad de Bariloche, mostrando la cara que ocultan los medios masivos.

Más allá de los datos otorgados por uno u otro medio, aún no hay nada contundente que explique la verdad de cómo sucedieron los hechos y por qué.



[1]http://politicaymedios.com/sociedadycultura/Bariloche__Muertes__marchas__contramarchas_y_sobre_todo_desigualdad_20100621210409.php



Brítez, Mayra - Rodriguez, Andrea - Stip, Nadia.


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