viernes, 22 de octubre de 2010

2º PARTE...LUEGO DE LA MUERTE DE GRAIVER

En ese momento no había salido a la luz la conexión del grupo Graiver con la organización armada Montoneros, vínculo que en marzo y abril de 1977 desencadenó el repudiable secuestro de varios miembros de ese grupo por la dictadura militar. Los integrantes del grupo Graiver, vendedores de la empresa, fueron ilegalmente detenidos 5 meses después de la venta de Papel Prensa y por imputaciones ajenas a este tema. Al momento de esa operación, los Graiver estaban libres: no habían sido secuestrados ni torturados ni amenazados por la dictadura gobernante.

Así surge de las causas en las que declararon en democracia, tanto ante el juez federal Miguel Pons como ante la Cámara Federal, en este caso luego de la condena a las Juntas Militares.

La compra también fue investigada, ya en democracia, por el entonces fiscal nacional de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, que no encontró irregularidades. En todos esos procesos declararon los hermanos Lidia y Osvaldo Papaleo y nunca mencionaron presión alguna de los diarios.

Lidia Papaleo también declaró en sede judicial que no participó de las negociaciones, que fueron llevadas a cabo por Juan e Isidoro Graiver, padre y hermano, respectivamente, de David Graiver. Ella sólo firmó en representación de su hija menor y por una parte minoritaria de las acciones que pertenecían a la sucesión de David Graiver. Pero la venta de esas acciones no se concretó porque el juez que debía aprobarla nunca se expidió. Así, pasaron al Estado Nacional junto con otros bienes de los Graiver.

(…) Primero dijeron que la empresa se vendió con los Graiver secuestrados; después, que se hizo en un intervalo de su secuestro, y finalmente, bajo presión de los diarios.

(ver más... contraposición)

Durante el gobierno de Juan Perón, Civita vendió sus acciones en Papel Prensa a David Graiver. Al morir el banquero, en agosto de 1976, y dadas las crecientes deudas financieras que afrontó el Grupo Graiver -que incluyó el colapso de sus bancos en Estados Unidos y Bélgica y reclamos por US$ 60 millones de la época-, su familia comenzó a vender sus activos. Fue entonces que Papel Prensa fue ofrecido por sus dueños a Fapel, que hizo una oferta por esas acciones, mientras que los Graiver también vendían los bancos Hurlingham y Comercial de La Plata.

La operación por Papel Prensa, se concretó el 2 de noviembre de 1976. Fapel compró las acciones a Galería Da Vinci -una empresa del grupo Graiver-, y a Rafael Ianover - testaferro de David Graiver-. Pero nunca se concretó la adquisición de las acciones de la sucesión del banquero, abierta por Lidia Papaleo en representación propia y de su hija, Sol Graiver, porque el juez que debía aprobarlo nunca se expidió. De este modo, Lidia Papaleo no participó jamás de las operaciones de compraventa.

A partir de marzo de 1977 -es decir, al año siguiente de la compraventa- serían detenidos los integrantes del Grupo Graiver.

Con el retorno de la democracia, en 1983, Papel Prensa continuó siempre en manos de los diarios. Desde entonces, nunca recibió ningún cuestionamiento administrativo o judicial por sus orígenes.

Cinco días después de la firma del último documento —la solicitud de autorización judicial—, varios de los integrantes de la familia Graiver fueron ilegalmente detenidos por la Policía de la Provincia de Buenos Aires comandada por Ramón Camps, siendo sometidos a un proceso militar acusándoselos de supuestas vinculaciones con agrupaciones subversivas, mientras que sus bienes fueron interdictos por la llamada Comisión Nacional de Recuperación Patrimonial (Conarepa).

En ese contexto, tanto los integrantes de la familia Graiver como las personas con las que tenían algún tipo de vinculación, fueron secuestrados y llevados a distintos Centros Clandestinos de Detención que funcionaban en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires,

El 19 de abril de 1977 el ex presidente de facto, Jorge Rafael Videla, junto a altos jefes militares anunció en una conferencia de prensa las detenciones de los miembros del Grupo Graiver, quienes llevaban aproximadamente un mes en calidad de detenidos-desaparecidos.

Agrega luego que el saldo de precio convenido por la forzada venta de las acciones de “Papel Prensa S.A.” fue consignado judicialmente ante la “desaparición de los acreedores” y la empresa fue intervenida.

El Acta Nº 14 de la Junta Militar, revela la acción concertada entre los diarios y la dictadura, la cual queda manifestada de manera contundente en la solicitada publicada el 19 de mayo de 1977 por los diarios La Nación, Clarín y La Razón.

Desde el origen de la suscripción del Convenio, en el año 1977, la Junta Militar y el poder económico y político encubrieron todas aquellas acciones que permitieron, finalmente, que los tres diarios consumaran no sólo el apoderamiento de bienes ajenos a un precio vil sino que protegieron, en silencio, que continuaran con las prácticas ilegales, concluyendo que los tres medios periodísticos urdieron una maniobra dolosa destinada a dirigir la empresa sin oposición alguna, generando operaciones de compra de papel para sus propias empresas con costos notablemente favorables, circunstancia que les permitió ejercer un control monopólico en la venta de papel para diario en detrimento de otros medios.

Estos elementos sólo permiten arribar a una única conclusión: los socios mayoritarios producen para su propio abastecimiento y no para la sostenida demanda del mercado interno, que se ve obligada a importar papel a un precio que supera en casi un 50%, al que ellos mismos se autoproveen.

"La junta militar establece un acta por la cual los tres compradores deben ofrecer a los demás diarios de la Capital y del interior hasta un 49% de las cantidades por ellos adquiridas, en las mismas condiciones de precio y plazo.

Esto pide la junta militar; luego, en el anexo 2, los representantes de los tres diarios manifiestan que no creían prudente ceder acciones a otros usuarios pues se 'debilitaría la conducción'. Luego Papel Prensa empieza a funcionar como una empresa que produce el principal insumo de los diarios y establece un extraño pacto de sindicalización con dos ejes fundamentales: cómo se venderían las acciones de Papel Prensa en caso de que uno de sus accionistas debiera vender y cómo iban a votar en representación de sus diarios. Deciden formar un comité directivo que estaría integrado por los dueños. Este era el sistema de decisión en Papel Prensa desde 1977 hasta hace pocos días, cuando tomo estado publico esto que estaba sucediendo".



Luego del golpe de 1976, Graiver muere en un accidente de aviación en México, nunca esclarecido. Su viuda y sucesora, Lidia Papaleo, comienza entonces el proceso de venta de sus bienes. Y entre septiembre y octubre, negocia con Fapel (sociedad de La Nación, Clarín y La Razón) la venta de su parte (63,9%) en Papel Prensa. En noviembre se efectiviza la operación en U$S 8,3 millones. Recién en marzo de 1977, varios meses después, aparecen las primeras denuncias sobre vínculos de Graiver con Montoneros”, argumentó Clarín.

La Nación, Clarín y La Razón ingresan en Papel Prensa SA en 1976 luego de la dictadura de Jorge Rafael Videla le arrebatara a la familia Graiver sus acciones de la empresa. Así lo contó el empresario Osvaldo Papaleo en una de las audiencias públicas.

“Yo vi a los tres grandes diarios de este país saquear una empresa de un grupo familiar que estaban todos presos, juzgados por un tribunal de guerra y condenados. Un tribunal que le sacó declaraciones bajo tortura”, dijo Papaleo.

(…) Entre agosto del ’76 y marzo del ’77, cuando la familia estaba liquidando sus activos, recibió una oferta por parte de Clarín, La Razón y La Nación para comprar Papel Prensa. De hecho, la tarde del día en que detienen a la mayoría de la familia, mi hermana, Lidia Papaleo de Graiver, asistió junto a Isidoro Graiver a una reunión con representantes legales y algunos miembros de los directorios de estas empresas para ver si se podía firmar una carta de intención para comprar la empresa. Esa noche son detenidos”.

“Empezamos a intentar que la familia Graiver fuera juzgada por la Justicia Civil y no por la Justicia Militar. Luego los Graiver fueron incluidos en lo que se llamó el acta institucional. Esto significaba que uno perdía los derechos civiles y económicos. Esto significa que todos los bienes de la familia pasaban a estar en manos de la Comisión Nacional para la Recuperación Patrimonial (Conarepa)”. “El 75% de Papel Prensa pasa a estar en manos del Estado. A fines del ’78 se convoca a una asamblea para tratar el tema accionario de la empresa. En ese momento me reúno con el abogado de Clarín, Bernardo Sofovich, quien me advierte que se va a realizar una multiplicación de las acciones y la posterior cesión a Clarín, La Nación y La Razón. Con la multiplicación, las empresas se aseguraban la posición dominante por más que la familia Graiver recuperara sus acciones. De esa asamblea no pudimos participar, nos fue prohibido”, concluyó Papaleo.

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