lunes, 10 de mayo de 2010

LO MIO, LO TUYO, LO NUESTRO

“Sigamos avanzando en unidad”, “La única alternativa que construye con todos”, “Defendiendo tus derechos siempre”…Rojo, naranja, azul… Las diferentes propuestas de las agrupaciones que pujan por alcanzar la victoria en estas nuevas elecciones estudiantiles parecen distinguirse sólo por una cuestión de diseño gráfico…
Despejar las dudas depende de nosotros, o al menos eso creo. No puede ser que todas sean iguales, hay que leer bien las propuestas, hay que escuchar a los compañeros que vienen a presentar su plataforma. Esto de que sea una cosa amorfa no debe ser cierto, debe ser un problema de entendimiento.
Entonces, me dispongo a profundizar la lectura de esos papelitos que con incansable insistencia se empecinan en entregarme fácilmente 6 o 7 veces al día (¿votaste? ¿sos ingresante?¿te comento las propuestas?). No quedo muy satisfecha. De nuevo, lo único que las distinguen son los formatos del panfleto, y para saber qué agrupación estoy leyendo me basta con prestar atención a las críticas empecinadas contra las demás.
Pienso que escuchando a los militantes las cosas se aclararían. No sólo lo pienso, sino que tengo la certeza. Cuando los veo entrar mis esperanzas siguen intactas. Así, cara a cara, las diferencias son mucho más marcadas: aunque las frases y los colores de los panfletos se trasladaron a sus remeras, eso es inevitable, pienso, en todo contexto de lucha, de disputa, los bandos se deben distinguir por algo perceptible fácilmente a la vista. Pero lo raro es que se empieza a repetir de manera sistemática el discurso, y las esperanzas se desvanecen.
La época de elecciones me genera una especie de cambio de personalidad. Me vuelvo antipática, fastidiosa…Llega un momento en que la confusión es tan grande que solo quiero ir, meter ese bendito sobre en la urna y salir con un cartel luminoso que diga: ¡Ya vote! Y hasta me da ganas de decirles: ¡y no te vote a vos! Y reírme con carcajadas de tipo tenebrosas.
Quizá esa especie de fastidio derive de la repetición de las ideas, de esa confusión, del no saber. Sería bueno que las agrupaciones se ocupen por informarnos, por atribuirse sus propios logros, aceptar aquellos que fueron conseguidos en conjunto, trabajar en unidad.
Respetar la ideología del otro, lograr consensos, diferenciarse por sí mismos y no por críticas a los demás.
Al final, los colores, los papelitos y las frases tan pensadas pierden significación en un contexto donde las agrupaciones sólo tienen la “virtud” de apropiarse de todo lo bueno y de culpar a los otros por todo lo malo.


Boero, Luciana

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