martes, 4 de mayo de 2010

PALABRAS QUE DUELEN


En la jornada de cierre del debate público los cinco imputados pudieron expresar sus “ultimas palabras”. No fue necesario mucho tiempo para que los acusados vuelvan a poner a prueba el estómago de los familiares de las victimas que estaban presentes en la sala.
El primero en hacer uso de la palabra fue el ex teniente Juan Amelong. “Por más que me pongan una pena de 25 años o más, en 2 o 3 años voy a estar en libertad porque esto es algo político. La resolución que adopte el juez tiene dos posibilidades, ser elogiado por Página 12 mañana o ser denostada por la historia” afirmó.

El segundo en hablar fue Pacual Guerrieri. “Voy a decir sensaciones, que es puro corazón. Lo que siento en este momento” dijo el ex teniente coronel. “No era yo el hacedor del destino de nadie. Es un error de concepto. No fui responsable de la cadena de mando”, expreso Guerrieri.
De este modo continuó con su discurso y vaciló: “Hay una Argentina que se sueña y otra que es soñada. A nosotros se nos dio ese ciclo biológico y tuvimos que atravesarlo. Los jueces podrían respetar mi tiempo de vida útil, con aplicación de las normas. Apelo a vuestra sapiencia para salir de este recinto con el convencimiento que hay un mañana. Con respecto a las normas, la Justicia con mayúscula”.

El represor que hablo después de Guerrieri fue el ex agente de inteligencia Walter Pagano, quien solamente agradeció la labor de sus abogados y reiteró su inocencia.
A continuación el mayor retirado, Jorge Fariña dijo “lo único de lo que me hago cargo es de haber sido militar, en un momento en que el gobierno estaba a cargo de militares. Y estuve en Rosario”. Luego, se declaró inocente y negó todo tipo de acusaciones en su contra.

Finalmente, el último en hablar fue Eduardo “Tucu” Constanzo que a lo largo del juicio reveló los delitos de los otros cuatro imputados y se auto incriminó al mismo tiempo. Contanzo señaló la muerte de un militante al que llamaban Remo, cuya muerte y desaparición no esta denunciada. Así, hizo hincapié en un presunto riesgo que corre su vida y exclamó “hago responsables de mi vida e integridad física a Fopiani y Galarza – abogados defensores de otros imputados -, que quieren un traslado donde me van a matar”. “Voy a ser asesinado. No permitan que yo sea un caso mas como Febres, Julio López y Silvia Suppo” agregó.

De esta manera, la jornada citada para escuchar las palabras de los represores iba llegando a su fin. Se respiraba un clima completamente irritante; en los rostros de los acusados sólo se percibía ironía, soberbia, insolencia. Mientras los familiares de las victimas todavía se preguntan ¿dónde están los desaparecidos?, cargan con una mezcla de sentimientos, lágrimas en sus ojos, angustia, dolor y mucha bronca al escuchar a cada uno de los represores declararse “inocentes”...

Ortigoza, Analía

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