lunes, 19 de abril de 2010

Mil Banderas en una


Una verdadera multitud dijo presente en el Tribunal Federal Nº1 de la ciudad de Rosario para esperar la sentencia a los cinco represores imputados por delitos de lesa humanidad.
Debido a la multitudinaria manifestación, que tuvo el lugar el pasado jueves 15 de abril en el marco del anuncio público del fallo determinado por los jueces, centenares de personas de variadas edades y diferentes sectores sociales dejaron atrás sus credos políticos y diferencias para unificarse en la proclama por justicia y castigo a los represores; y al momento de la lectura de la pena se pudo sentir por primera vez en mucho tiempo un espíritu de unificación nacional.
Desde muy temprano, alrededor de las 11 a.m., la multitud se fue arrimando al tribunal y en pocos minutos la calle Oroño se vio bañada en colores por las banderas representantes de las instituciones que dijeron presente y se unieron en un solo grito para exigir la pena de cadena perpetua en prisión común y además por el esclarecimiento del asesinato de Silvia Suppo, una testigo clave involucrada en el caso.
El dato a destacar fue la presencia de la juventud que se hizo sentir a través de varios pelotones de estudiantes universitarios, militantes e independientes, que al ritmo de redoblantes y bombos mostraron con algunos canticos el compromiso con la causa y el apoyo a los familiares de las victimas. Esto hizo revivir de alguna forma el espíritu de lucha que muchos de las 30.000 personas desaparecidas defendieron en aquellos fatídicos años `70. Por su parte, también hicieron su aporte varios sindicatos y grupos de ayuda social e incluso el COAD (asociación gremial de docentes e investigadores de la universidad nacional de rosario) que pudo asistir debido que la UNR desobligo a sus profesores para que todos puedan marchar.
El clima de unificación y compromiso social vivido el jueves frente a tribunales es alentador y habla de la magnitud del poder que posee un pueblo unido y por caso debe ser un primer paso hacia el camino de la construcción de una nueva nación donde la justicia no se haga esperar 30 años.

Por Juan M.Guiñazú y Diego López Madeo.

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