lunes, 15 de noviembre de 2010

Aguafuertes navideñas

Otro papelito que se desprende del gastado calendario, -y es el último nene, cambiálo por el que me dieron en la verdulería-.
Otro sol que con las repetidas fuerzas se va acercando a la tierra rasgando la pintura de la ventana que da al norte.
Otro diciembre en el hemisferio sur.
Otros mandados, -qué terrible el precio de las papas – sí, ¿vio? – bueno, déme un kilo igual, a los nenes no los puedo dejar sin la ensalada rusa – para ellos todo, ¿unas cerecitas?, vinieron bárbaras ésta temporada-
Otra caminata por peatonal Córdoba maldiciendo a los primos que vienen de Corrientes – claro, a ellos hay que comprarles un regalito- bueno nena, pero la tía siempre te trae algo lindo – si lindo le llamás a un par de medias con puntillas…. –
Otra tarde revolviendo el estante olvidado del placard, otra bolsa llena de objetos frágiles de colores disímiles y brillantes, otra alergia.
Otro pionono de palmitos, otro vittel tonné, otro pollo relleno, otro macedonia, otro pan dulce, otra garrapiñada.
Otra reunión familiar – mamá no quiero ir a lo de la tía, me aburro, vayamos a lo de la Pochi que juego con los chicos – pero no, ya lo hablamos, vamos para año nuevo - ufa! – bañáte querés y ponéte el vestido nuevo.
Otro tío borracho, otras 12 uvas, otro perro nervioso, otro brindis.
Otro Papá Noel transpirado en un traje de paño que cambia por traje de baño.
Otros fuegos artificiales comprados en la ruta porque están prohibidos.
Otras cajas despedazadas por la ansiedad.
Otras sobras para el día después.
Y habrá otros días después.

Candela Díaz

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