Pero aparecieron otras voces. Opiniones que se manifestaban en contra de considerar a este suceso como el indicado para celebrar la independencia, defendiendo a ultranza al 9 de Julio de 1816, suceso para ellos definido como el verdadero acto de independencia.
Entonces la problemática se plantea: ¿Estamos o no ante la presencia del Bicentenario de nuestra patria? ¿Debe considerarse al 2010 o al 2016 como la fecha indicada?.
En ese marco confluyeron diferentes reflexiones desde distintos aspectos. Alberto Pérez, docente de la cátedra Procesos de Modernización I en la facultad de Ciencia Política y RRII de
Carlos Del Frade, periodista en Radio Universidad, coincide con Pérez en la fecha pero su concepto se aleja cada vez más del docente cuando incorpora elementos como la falta de independencia. Asegura que en 1810 se produce el origen de un “sueño colectivo” pero le agrega la palabra “inconcluso” al indicar que espera el día en que finalmente ese sueño se concrete y seamos realmente independientes.
Eugenia Ruiz Bry, licenciada en antropología, va a vertir en sus conceptos esa misma incredulidad sobre la independencia al igual que Del Frade. “Cambiamos de collar, pero no de perro” reflexiona Eugenia, admitiendo la aún vigente dominación existente sobre América Latina. Y es en Ruiz Bry donde aparece la oposición al Bicentenario en el 2010: entiende que la independencia es un proceso, que comenzó en 1810 pero que de ningún modo puede ser interpretada como ese único suceso.
Una mirada totalmente diferente sobre este particular suceso fue la que brindó Sandra Valdettaro, investigadora de
Entonces ¿1810 o 1816?. Ni uno ni el otro. Ambas. Tanto la revolución de mayo como la declaración de
Idas y vueltas, guerras, contradicciones y excepciones a cualquier regla. Así se construyó la historia argentina, que pide a gritos interpretaciones y explicaciones como causa y consecuencia de lo que nos ocurre día tras día.
BISANG - FERRANDO - RAVAIOLI - SECCI
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