jueves, 24 de junio de 2010

¿Nacionalismo o necesidad de felicidad?

Tantas banderas, tantos colores, me hace pensar porque ocurre solo cada 4 años un fenómeno semejante , únicamente cuando se juega un mundial, o cada 100 años cuando se cumple un siglo mas del nacimiento de la “Patria”.

Si fuese un sentimiento nacionalista, ¿por qué ocurre tan esporádicamente? Llama la atención ver a las mujeres desenfrenadas, algo así como desencajadas cuando empieza a rodar la pelota en un partido de la selección. Lo llamativo, es que son esas mismas mujeres, en mayoría, las que se quejan durante los otros 4 años que no se juega la copa del mundo porque su marido/pareja/padre/abuelo/vecino mira mucho fútbol.

Pero sin desviarnos del eje, ¿qué es lo que verdaderamente atrae a la masa consumidora de mundial? ¿Fiebre nacionalista o necesidad de una alegría? ¿Ambas?

Teniendo en cuenta que vivimos en un país tan golpeado, tan arrebatado por los problemas económicos y sociales cotidianos, sumado a la idiosincrasia criolla del orgullo deportivo y bien argenta, que equivale a una necesidad de ser el mejor de todos, tener al mejor jugador, tener al mejor técnico o hasta al mejor árbitro, con la única y sólida necesidad de ser mejores que “alguien” en “algo”, adosado también a que entregamos la responsabilidad de nuestra propia felicidad a terceros que tienen la obligación de hacernos felices solo por ganar a un juego, confirmaríamos que se trata de una necesidad de felicidad que se deslindaría de nuestra propia responsabilidad.

Pero por el simple hecho de que el equipo que juega representa a nuestro país, nos podemos adueñar y hablar en primera persona del plural en el triunfo, y en tercera persona en la derrota. No hay nada que perder. Si ganan, ganamos todos. Si pierde, pierden ellos.

También es poco claro por qué se critica tanto a la unión, aunque sea para los mundiales o algunas fechas patrias. Peor sería, me parece, que nunca existiera al menos algún efímero acercamiento entre todos. No hablo de conformismo, hablo de valorar lo que tenemos, y hacer un esfuerzo para que vaya creciendo ese sentimiento de que todos tirando para un mismo lado podemos cambiar la realidad que tenemos.

Se puede ver como un dejo de conformismo o ,como yo prefiero verlo, como una esperaza de que todavía hay cosas que nos unen, cosas por las cuales podemos darnos un abrazo con un extraño, y tal vez en algun momento esa unión se traslade a todos los aspectos de la vida.

Guillermina Pagano - Grupo 3

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