martes, 15 de junio de 2010

Rosario también es bicentenario

Como era de esperarse, el bicentenario en la ciudad de Rosario no pasó desapercibido.
El acto principal, realizado en el Patio Cívico del Monumento Nacional a la Bandera fue presidido por el intendente de la ciudad, Miguel Lifschitz quien pronunció un discurso en el cual llamó a todos “a trabajar juntos para hacer de este 2010 un año de realizaciones y de progreso de la ciudad de Rosario y la provincia”.
Al igual que en el acto realizado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Capital Federal, pareciera que los discursos remontan al pasado, intentando hacer reflotar el sentimiento “patrio”. Aquí, en la cuna de la bandera, ese sentimiento “local” de la ciudad progresista como lo bien lo hacía la elite dominante de hace 100 atrás también estuvo presente.
Llamaba la atención quienes acompañaban al dirigente de la ciudad: entre funcionarios santafesinos, se encontraban también el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan así como autoridades de las fuerzas militares y de seguridad. A meses de la reapertura de la causa Feced, y con la liberación de tres genocidas imputados en la causa, el doble discurso que, por un lado recuerda a los desaparecidos con imágenes impactantes y, por otro intenta la reconciliación con los principales representantes del golpe de Estado sentados en el palco principal de los festejos resulta bastante desagradable.
Finalizadas las palabras bien preparadas del orador, llamó a los presentes a jurar a la bandera, como cuando éramos pequeños, haciéndolos prometer que defenderíamos eso que estuvo tan de boga en la semana llamada “patria”.
Después de esto, comenzaron las actuaciones. El famoso actor rosarino Darío Grandinetti fue uno de los principales invitados que en una especie de anécdota del pasado fue relatando distintas situaciones vividas en la escuela.
Así es cómo aparecieron en escena distintos artistas: mientras músicos tocaban el folklore argentino, los bailarines que hacían a la vez de alumnos zapateaban al compás de la música.
La figura de una maestra de grado, que en tono cómico interpretaba un típico acto escolar, llamo al escenario a Rubén Goldín quien interpretó “Lunita Tucumana” para todos los presentes.
Para hablar del pasado, el elegido fue el historiador Felipe Pigna, quien en un video con una mirada algo distinta hizo una breve reseña de qué es lo que se recuerda el 25 de mayo y la significación que para él trae las celebraciones, haciendo énfasis en lo logrado hasta 2010 “no por defender una gestión actual sino por defender 100 años de lucha”.
Hacia el final, dos bandoneones llevaron el tango a la mañana rosarina, para luego aparecer, con guardapolvos escolares, en el escenario montado para la ocasión varios actores que agradecieron a la argentina por lo que nos representa: inmigrantes, pueblos originarios, escritores, actores, bailarines, futbolistas, colonos y patriotas, fortalecedores de la “democracia” y luchadores populares.
Finalmente, en el cierre, se hizo la invitación a calle Santa Fe a tomar chocolate caliente y la típica torta asada, hecha por los ex combatientes de Malvinas para “agasajar” a los ciudadanos, así como también la invitación a partir de las 20:00 hs en el mismo lugar para el show de fuegos artificiales que daría la Municipalidad de Rosario.
Evidentemente, el acto en nuestra ciudad estuvo cargado de significaciones, y fue una gran campaña ideológica que intentó resurgir el sentimiento de lo “tan nuestro” para los miles de rosarinos que se encontraron en el monumento para dar festejo a estos 200 años de la nación argentina.

Bogado, Laura.

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